domingo, 5 de julio de 2015

Diabólica

Diabólica
No queda más que admitir que siento un frío glacial y un miedo inconmensurable cuando tú cual lóbrega penumbra vienes a eclipsar mis días y me encadenas a tus pechos que no son gracia ni gloria, más bien un pecado mortal que hace arder mis manos cuando no mis labios.
Hay una oquedad siniestra en tus ojos, algo profundo se revuelve en tu mirada, me siento frágil e inseguro de que exista bondad en este mundo cuando tú órbitas mi realidad.
Mis pies se hunden en el fango entre asquerosidades despreciables, tú ríes y resoplas en éxtasis, quieres morder y lamer mi alma, rasguñar mi piel y destrozar mi fe.
Yo no puedo escapar, me sujetan tus manos, aferras mi sexo y clavas tus horribles fauces en mi pecho, en el cuello y disfrutas devorando mi ser, lamiendo con tu lengua viscosa sin que haya lugar sagrado ni prohibido en mi cuerpo. Me comes la esperanza.
Es un deleite para ti este desenfreno, esta hórrida pasión maldita, me hundes entre oleajes de tiempo muerto, porque cuando tú estás todo se detiene, las gotas de una lluvia amarga se quedan estáticas flotando, brillosas como bellas joyas, pero es la muerte este tiempo aciago. Hay sangre y muerte alrededor, no puedo parar esto y tu sonríes con malevolencia y veo la sangre entre tus dientes afilados, sangre mía, sangre de todos los desdichados que han pasado entre tus brazos y han bajado a tu erebo.
Te odio y aun así sigo besando tu grupa, sí estoy condenado, te maldigo pero aun así lleno de ósculos besos lívidos tus mismos pies, estoy perdido, el diablo me jala, se atiborra de mi deseo y ese diablo tiene aspecto de mujer, fémina diabólica…

Salvador Méndez Z El Bohemio
02/07/15 México ®






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