viernes, 29 de enero de 2010

Soy Monstruo

Soy monstruo terrible, detestable, deleznable, deje todo lo bueno que alguna vez tuve, deje aquello que llaman amor, familia, amistad, traiciono al por mayor y me encanta el crujir de los huesos, de las pieles, de las almas, de los sueños, de las ilusiones; Soy terrible, una ruina, y dejo en condiciones iguales a lo que toco, a quiénes me han conocido, me doy asco, soy funesto, pero no puedo siquiera pensar en cambiar, “en ser mejor”, un “buen muchacho”, “un buen hijo”, “un buen padre”, “un buen amante, esposo lo que sea”, ¿Qué me queda?, ¿Qué más me da, que más me viene?, si vivo como un monstruo, si pienso como tal, si habito en oscuridades insondables de mi cabeza, de mi negra conciencia, de mis desamores, de mi alma puerca, ¿Qué, si me dices que me amas?, ¿Qué, si me dices que me odias?, el peor enemigo de mi ser es mi propio ser, la peor barrera que no venceré es mi propia maldad, mi propio andar a la nada, a ser hueco, a ser lo negro, lo fatal, a seguir a un cuervo negro de entierro, del propio entierro.


Ayer te observé largo rato, tan frágil como mis buenos modales, tan buena como lo fácil, tan irreal como mi bondad, me hubiera gustado ser realmente algo mejor para tu camino y no el estorbo, no la zarpa que te desgarra, no el beso de Judas, no el dolor de tus entrañas, no la amargura de tu corazón. Me has visto a los ojos, no creo que hayas visto algo digno, menos hermoso, nunca me transformare en algo bello, no será con un beso que quite maldiciones, mucho menos con un deseo, es inútil, soy terrible, una bajeza, calamidad lame esperanzas, me da asco mirarme con mi disfraz de humano, me da risa el que mis “semejantes” me consideren su igual, me da pena verte tan frágil y pensar tan mal… porque soy un monstruo y no puedo cambiar.

Johana ¡La cabròna!

martes, 26 de enero de 2010

Nocturnal

En la fría noche de mi vida triste, la pena y el dolor me invaden, la soledad me agobia, mis huesos se congelan, mi alma se marchita, mi corazón es cenizas que dejo el fuego de tu amor, el cuál todavía consume mi ser, poco a poco, a pesar del frío de la noche, a pesar del hueco de mi ser; Soy una sombra que habita sombras, aún a pesar de la pálida luz de la luna llena que me ha acompañado tanto, luz de luna tan hermosa como las caricias de los enamorados, sólo soy un recipiente que se llena con recuerdos de amores perdidos, sólo soy una sombra sin sustancia real y tangible para el mundo. Cuando se me permitió amar, ¡lastimé!, cuando me amaron, ¡olvidé! Cuando por fin en la soledad me vi, el dolor y la pena se hospedaron en mi alma, me embargaron, me devoraron.
 La noche sólo la noche me acompaña, ella y sólo ella es mi única amante, y al salir el sol, al anunciarse son su primer rayo, nos dejamos sin despedirnos del todo. Yo regresó al frío de la tierra, la noche se pierde en el tiempo muerto, la vida regresa al espacio.
 He vivido y sobrevivido, si es que a ésto se le puede llamar vida, soy en el mejor de los casos, un recuerdo de algo mejor y la promesa de lo que no será, en el mejor de los casos estoy muerto para el mundo, para la sociedad, en el mejor de los casos no existo, soy ficción, en el mejor de los casos no debería dolerme, pero la tierra que habito es fría igual que las sombras que me cobijan, abandonadas, muero en todos los amaneceres, “renazco” en todos los anocheceres, me pierdo en los caminos olvidados, polvorosos, cansados de sí como de mí. Vagó sin destino, me detengo por horas a observar el tiempo, tiempo que no pasa, ¡Para mí no! Rincones secos gélidos que lleno con mi pesar con mis despojos con mi dolor, por los siglos de los siglos, mi amor.

jueves, 14 de enero de 2010

¡Ayuda!

En muchas ocasiones, cualquiera se siente alejado, distante, ajeno a sentir cualquier simpatía o empatía con nuestro propio género, nos volvemos insensibles, amargos, nos abandonamos en espacios oscuros, jugamos a ser autosuficientes y dioses de nuestro propio mundo, somos egoístas y consumistas, buenas maquinas… Aun así quizás en el fondo ansiamos un poco de fraternidad, queremos volver a ser humanos y cercanos; Si tú o alguien haya afuera siente necesidad de mostrar su humanidad y que sigue entre los vivos, está es la ocasión y la gran oportunidad de hacerlo, no hay mejor forma de sentirse humano en está vida que tenderle la mano al hermano caído, coopera y vuelve a ser aunque sea por un día, un poco más humano:


•Embajada de Haití en México (Ciudad de México) Presa Don Martín No. 53, Col. Irrigación Delegación Miguel Hidalgo Teléfonos: (0155) 5557-2065 y 5580-2487/2259
•Sede de la Cruz Roja en Polanco (Ciudad de México) Juan Luis Vives #200. Col. Los Morales Polanco Teléfono: (0155) 108449000

•Cuenta para depósitos de efectivo: Protección Civil de Haití. Banco HSBC Número: 4042482604

•Consulado de Haití en Jalisco Corona 211, Colonia Centro Teléfono: (0133) 3837-2231

•Consulado de República Dominicana en Guadalajara Calle Colón 632, Sector Juárez Teléfonos: (0133) 36145008, 36135478, 36143735

•DIF Jalisco Avenida Alcalde
Comisiòn de Derechos Humanos del Distrito Federal
La sede de la CDHDF está ubicada en avenida Universidad 1449, Pueblo de Axotla, a un costado de la estación del Metro Viveros-Derechos Humanos (Línea 3).


La recepción de materiales en la CDHDF será durante las 24 horas del día.

Recuerda checar que sea un centro autorizado y regulado, para que asì tu ayuda lleguè a su destino.

martes, 5 de enero de 2010

Jehyzel (3)

(3)
Aquel joven llamado por su compañera solo como "Ren", río un poco y contestó;
-¿Ladrones?, ¡ja!,¡somos artistas, de los mejores!
La chica violinista apuro y reclamo al chico;
-¡Oh!, deja de tratar de impresionar a la tipa. Ren, y ¡ya vámonos!
Jehyzel comprendió en ese instante que no planeaban maldades en su contra y se disculpo por la comparación tan denigrante;
-No era mi intención ofenderlos de esa manera. ¡Gracias por ayudarme!, a los dos, lo que pasa es que todo fue tan rápido, me tomo por sorpresa, eso de huir y los de seguridad gritando.
-¡Ah!, realmente no es tan sorprendente ni fuera de lo común en nuestras vidas, ¿No es así Denya?
-¿Realmente crees que le importa a esta nenita?- contesto la ya visiblemente fastidiada Denya- tenemos cosas por hacer, y tú sólo piensas en buscar a quién coger.

El muchacho, con el comentario de la chica, empezó a convertirse en un jitomate humano, al menos de la cara, roja su faz, apenado frente a los verdes ojos relucientes de la pelirroja que lo miraban fijamente, no le quedo más que tragarse el regaño y aceptar el irse ya;
-¡Esta bien!, tú ganas, pero no seas tan agria Denya, tan joven y con ese humorcito a cuestas, no vas a llegar a vieja. ¿O acaso son celos los que emergen por tu boca?
El comentario acabo por matar la paciencia de la violinista;
-¿Agria y celos?, ¡Estás pendejo!, agria tu abuela y solo una tarada podría sentir celos por ti y por esta chamaca, me largo a buscar a los demás y a trabajar, algo que tú nunca harás bien. La chica se alejo a grandes zancadas, como queriendo atravesar la ciudad en dos pasos y el mundo en uno solo.
Jehyzel solo atino decir una disculpa entre dientes, aquel era un día tan rara, púes un "artista" le salvo de la mordida de un leviatán anaranjado. -No era mi intención hacer que tú novia se enojara, ahora me despido para que puedas alcanzar a tu novia.
-¡Oye! No te preocupes, ella no es mi novia, ella es una buena amiga, con el único defecto de que se encabrona de inmediato, como chispa. Pero olvida eso, ¡Ven! Te invito un refresco y un postrecito, para que se te pase el susto. ¿Qué dices?, ¿Bueno y a todo esto cuál es tu nombre?
-Me llamo Jehyzel e insisto en que deberías de alcanzar a tu amiga, no es bueno mantener a una amistad enojada.
-Denya siempre parece encabronada, ella es buena onda, pero desde que la conozco se amarga la vida y se encabrona por todo y por nada. Cambiemos de tema, Jehyzel es un nombre poco común, al menos no recuerdo haberlo escuchado antes de ver tus bellos ojos, te hace justicia es un buen nombre – comento un zalamero Ren-

-Si a ti te parece así, no te pondré objeción, este es un país en su mayoría libre. ¿Y que hay de tu nombre, que significa Ren?- una curiosa y muy extraña sonrisa en la cara de una chica que había olvidado sonreír acompaño la cuestión  -No se me hace un nombre conocido.
Fusilado más por la sonrisa que por la cuestión, Ren solo atino a contestar nervioso y apresurado; -¡Renato!, ese es mi nombre de humano común, pero lo deje hace mucho en Ren, mi nombre artístico, el de mi alma callejera e hija de las estrellas. Pero dime, ¿Aceptas mi invitación? Te juro que no intentaré nada malo en tu contra y sin tu permiso.
-¿Qué?
-¡Nada nada! Me encantaría tu compañía.
Jehyzel realmente tenía las mismas ganas de llegar a la escuela, que las ganas tendría un condenado andar por el corredor de la muerte hacia su inevitable ejecución, así que no le fue difícil aceptar tan oportuna invitación para eludir lo que siempre buscaba eludir, ¡El futuro y la rutina!.
Un día más para saber, un día menos para besar, una noche bailamos, alguna otra dormimos, pero al final todos morimos, ya sea de viejos, ya sea por necios, por accidente o por incidente, por amargura o por amor, por ser alfa por ser omega, todo empieza, todo acaba, ¡bendito sea Dios por que no se es eterno!, pues sería un eterno sufrimiento y un eterno andar si llegar a descansar…

-¿Conoces algún lugar por aquí?- le atizó de nuevo Jehyzel, más con el verde de los ojos que con la cuestión en cuestión -Cualquier lugar es bueno para un refresco, pero sentarse me iría mejor, chico artista.
-¡Varios!, así que si me permite mademoiselle Jehyzel, le invito a caminar púes mi carruaje fue retirado por unos nobles caballeros de azul y mucho diente, con placa y todo, aunque siendo sincero realmente soy tan excéntrico, que no tengo ningún carruaje porque me gusta más la melodía de mis zapatos contra el pavimento.
Jehyzel se río tantas veces y seguidas en un día era un acto más de milagro que de costumbre y el milagro era por obra de un San Ren. -No importa, vamos, también me gusta deambular por está ciudad.

Dos flamas azules atrapadas en un cara hermosa, a la distancia, observaban retirarse a los dos que apenas se habían conocido, Denya sintió un calor emergiendo desde lo más frío de su corazón, corazón frío que solo se calentaba al estar cerca de Ren, y ahora por primera vez un fuego nuevo y distinto al que le provocaba estar cerca de aquél de la chistera, le quemaba desde lo profundo, Denya conocía ahora el fuego ardiente y triste de rencor, un rencor hacia una mujer a la que ni siquiera conocía por nombre. -¡Maldita tipa y maldito Ren! ¿Dónde quedaron las ganas y la voluntad para juntar lo de la renta?, siempre se deja llevar por las emociones y por sus antojos y nunca se percata del antojo de quién lo rodea, ¡A la mierda contigo y con la tipa. No acaba de pensar, cuando un jalón en su chaleco la aparto del mundo de la amargura, y una voz conocida y hasta molesta acompaño al jalón;
-¿Todo bien Denya? ¿Dónde está Ren, que no le tocó juntar el dinero contigo?
- No tengo porque contestar tus preguntas y en todo caso, ¿Tú no deberías estar haciendo precisamente éso con Mauro?. Denya estaba profundamente molesta, con sus ojos azules como flamas de butano y su voz carraspeando le pregunto a un recién llegado Fernando llamado por toda la palomilla sólo como Fercho.
-¿Dónde esta Mauro?
-¡Caray!, ¿Qué no tenemos derecho de tomarnos un “break” un desayunito?
Un poco de comida es necesario y Mauro y tú servidor nos disponíamos a realizar esa maniobra. Pero hablando de otra cosa, mi sexto sentido me indica que tu enojo fue producido por alguna tontería que hizo Ren, ¿No es así?, te ha de haber jodido y eso de hacer coraje sin haber desayunado primero es muy malo para la bilis.

Denya, cansada de todo, sólo libero tanta mala energía en forma de un cañonazo futbolero a la pobre espinilla de un más desdichado Fercho, al mismo tiempo que le gritaba;

-¡Yo soy la que te va a joder a ti y te voy a dar un malestar peor para tu bilis idiota, al final tú y Mauro se pueden ir al demonio!

Denya se alejo y esta vez sus zancadas la pudieron llevar hasta la luna en tres pasos. Mientras un adolorido Fercho se sobaba la espinilla con la mano derecha mientras que con la izquierda le dedicaba una señita a la que se retiraba. El dolor producido por la patada de la chica fue tal que el pobre Fercho se tuvo que sentar en la orilla de la banqueta a seguir con la sobada mientras resoplaba dos que tres groserías entrecortadas, después de no poco rato el dolor disminuyo y se dio tiempo de sacar una goma de mascar de su bolsillo y la disfruto rumiándola como vaca, haciendo tanto ruido con la boca abierta, tanto que no escucho a la persona que se acercaba por detrás y que acabo propinándole una buena patada en donde la espalda pierde su buen nombre a la vez que le gritaban:
-¡Hola pinché huevón!, deja de estar holgazaneando! ¿Qué no habíamos quedado en desayunar? Y mira como te encuentro en vez de encargar el desayuno en algún puesto del mercado cercano, te encuentro echado aquí sin pendiente tragando tu chicle como una vaca aunque al final más bien eres un buey.
Ahora si un muy adolorido Fercho sólo pudo rezongar ya cansado de tanta mala suerte con sus supuestos amigos.
-¡Maldición! ¿Qué le pasa a todo el mundo?, todos desquitan sus traumas conmigo, y tú que supuestamente eres mi amigo, me apuñalas por la espalda mientras me retorcía del dolor provocado por una dizque amiga.

Como respuesta Fercho solo recibió otro golpe en la nuca con la palma de la mano, un golpe de aquellos conocido en el bajo mundo como soplamocos o aplaca pendejos mientras un Mauro impaciente le regañaba con un: -¡Cállate!, deja de decir estupideces y mejor explícate eso “del dolor provocado por tu amiga”, aunque mejor me lo explicas mientras desayunamos en aquel puesto de comida, así que mejor mueves esas patas de burro.

El olor de las fritangas de chicharrón como las gorditas, las quesadillas, los tacos dorados, sopes, huaraches, pambazos y demás platillos preparados en todo el mercado en cocinas económicas y puestos de colores con motivos vivos casi siempre anaranjados amarillos y rojos, para provocar más antojo, llenaban el ambiente provocando suspiros de hambre a más de uno, la comida y el degustarla producían un cuadro lleno de vitalidad que solo en tales ocasiones se puede observar, no es lo mismo ver al ser humano llenando feliz el huacal a ver velorio sin tragar mas que penas.

Mauro y Fercho ordenaron un para de huevos estrellados como soles encima de un arroz blanco (el cuál se les había quemado poquito), pero como "con hambre todo es bueno".
Mauro fue el que comenzó a interrogar a un atragantado Fercho.
-¿Entonces? Baboso, ¿Me vas a contar lo que te ocurrió con esa amiga que te golpeo?

-Nada más por que tú pagas, de otra forma te mandaba al carajo con tus preguntitas. Bueno en fin, me tope con esa preciosura que tú uniste al grupo, aquella chica ojo azul, esa preciosidad que toca el violín de forma tan profesional, tu ilusión, Denya, metida en sus pantalones de mezclilla que le quedan como si se los hubieran pintado, delineando tan bien su hermosa figura y sobre todo le delinean tan bien el …

Otro golpe en la nuca de parte de Mauro, despejo la mente de Fercho de malos pensamientos;
-¡Basta de ser tan cerdo!, sólo cuéntame el por qué de ese golpe que te dio.

-¡Caray compadre!, que mal genio tienes, lástima que ella no te haga caso, harían muy buena pareja. -Dijo sonriendo malicioso Fercho-.  bueno total yo creo que el canijo ojo alegre de Ren, la hizo enojar, se debe de haber ido de perro tras algunas faldas y dejo colgada con lo de la renta a la buena de Denya ¡Que desperdicio!.
-Denya no aprende – dijo apesadumbrado Mauro, perdiendo el apetito- No se por que le ruega tanto a ese pendejo, nunca le va hacer caso.
-Que es lo mismo que pasa contigo, mira nada más tu ruegue y ruegue como si ella fuera la virgen y tú en búsqueda de un milagrito que nunca va a llegar – dijo un confiado Fercho-, es una nena tonta, pero cómo te encanta,¿No Mauro?.

Mauro se puso serio, sus cejas se arquearon y su mirada se fijo en el comelón Fercho, mientras carraspeaba secamente. -Me caes mal Fercho, me caes muy mal, cuando empiezas a sacar palabras a lo pendejo de tu hocico de perro, siempre tienes que sacar una sarta de tonterías, pura basura, no tienes fin, una vez que comienzas, a menos que uno te ponga quieto…

-¡Cálmate hermano!, el amor te pervierte, te vuelve loco, esa chiquita te va a matar de desilusión, eso sí le reconozco que tiene muy buena forma, pero es de esas que matan poco a poquito. El amor no tiene lógica, no atiende razones, pierde la mente de los hombres al grado de dejarlos inservibles, incluso nubla la mente de los más centrados, todos se abandonan por los labios que los atraen y cometen miles de actos insanos que en su vida cuerda no harían jamás, ese veneno tan dulce, es el peor de todos las cicutas, hermano un veneno bueno mata rápido y el veneno llamado amor solo empalaga y ataranta, mata de forma lenta y con tanto sufrimiento en el alma, que prefiero la bendita cápsula de cianuro.

domingo, 3 de enero de 2010

Jehyzel (2)

(2)

Las puertas se abrieron y esta vez ya no se desbordo el mar de gente, en cambio abordaron 2 siluetas jóvenes hombre y mujer que por su forma de vestir, parecían salidos de un circo, pero un circo extravagante, inusual, estrafalario de aquellos que no cuentan por carpa más que la de las estrellas y la luna. Estos dos nuevos pasajeros llamaron poderosamente la atención de una Jehyzel que no estaba acostumbrada a estar de fisgona con los demás, pero con estos dos la historia era y se veía diferente; él chico vestía unos pantalones de mezclilla de color negro, muy deslavados, una camisa de mezclilla muy al estilo ranchero y lo realmente llamativo de su atuendo era lo que consistía en un chaqueta que emulaba a la de un domador o a la del presentador del circo, completando el cuadro, una vieja chistera cubría su pelo negro, una sonrisa de aspecto franca en su rostro, su guitarra a la espalda, armónica y pandero; mientras la chica a su lado de ojos azules penetrantes y quisquillosos, pelo negro un poco enmarañado pero muy reluciente, boca fina de princesa de cuento, nariz respingada, un aparición de hada entre los fantasmas toscos de un vagón sucio, su  figura bella la cubrían unos pantalones de mezclilla azul claro, una blusa blanca con motivos coquetos, un chalequito de cuero negro, con variados botones y pins con leyendas con alusión a grupos de rock y frases de consigna anti-todo, calzaba botas negras y por último con un violín de acompañante en su mano derecha. Jehyzel detuvo su mirada en un botoncito color cielo en el que se leía “Si no tienes destino al cuál llegar, ¿Para que te presionas tanto?”. Jehyzel experimento una empatía que le susurraba al oído que aquello describía su vida y forma de actuar en el presente.
Sus meditaciones se escaparon con la sonrisa de aquel chico de chistera, quien a medio vagón expreso de forma un poco exagerada; -¡Respetable publico, amables caballeros, hermosas damas! -cruzó mirada con Jehyzel por un breve instante- Hágannos el favor de tornar sus sueños y fantasías hacía nosotros por unos breves y esperamos que emotivos momentos, mi bella compañera y su servidor haremos trueque con ustedes, en la forma de acariciar sus oídos con algunas notas musicales, a cambio de sus valiosos aplausos y alguna moneda que les sobre para que el espectáculo y magia musical llegué a otros viajeros, cualquier “cosita” aun mínima, para nosotros es un tesoro; dicho esto empezaremos nuestro show, ¡Que lo disfruten...!
Aquellos dos hicieron una reverencia para toda la gente del vagón, la chica se coloco en posición con el violín, y el chico se apresto con la guitarra, las primeras notas fueron emitidas por el violín con exquisita soltura y elegancia, la chica realmente desnudaba el alma de aquel violín y este sangraba hermosas notas, mientras el chico le seguía con la guitarra, en un acompañamiento que no sonó extraño, un viejo vals se escuchó en el vagón mientras que este era devuelto a la oscuridad del túnel, después de este vals conocido como “Alejandra”, siguió una muy libre interpretación de “Claro de luna” de Debussy, al cuál la chica doto de un encanto mágico, trágico y sensual, el chico la seguía, pero ella llevaba todo el peso de aquel viaje de notas y ritmos, el tren seguía en su andar eterno por las estaciones del tiempo y Jehyzel le permito a su mente viajar con las notas al infinito de su imaginación y ensoñación, se permitió volar a través de valles, por encima de montañas de picos escarchados, más arriba hasta sobrevolar las nubes, y rozar el bello firmamento, mientras la luz plateada de una luna le coronaba, y su cabello iba en su propio vuelo llevado por el viento de un invierno que era amable, nada frío, ella sonreía, no había ataduras, se elevaba sin restricciones, más y más, mientras las tonadas cambiaban y aquel chico y aquella chica tocaban “Dust in the wind”. Jehyzel seguía su vuelo y tocaba la luna que era tan blanda como su almohada, y su luz plateada la bañaba y ella suspiraba y renacía convertida en una joya más, perteneciendo a la misma luna.
La melodía termino, Jehyzel regreso del  mundo de ensueño, mientras aquel chico agradecía de nueva cuenta y recorría el vagón junto con la chica, para recaudar las monedas ofrecidas por el respetable, mientras el tren se acercaba a la siguiente estación en donde se abrierón las puertas del levitán moderno y los chicos se apresuraron a bajar por la puerta cercana a Jehyzel quien les obsequio varias monedas. El pitido anunciando el cierre de puertas y la partida de aquella estación no tardo en escucharse en todos los vagones y Jehyzel termino de despertar de la fantasía y más aun cundo cayó en cuenta que ya se había pasado varias estaciones de aquella en la que se debía de bajar, no le quedo otra a la mujercita de pelo rojo, que escapar de aquel gusano anaranjado en el preciso momento que este cerraba puertas, con la buena fortuna de que todo su cuerpo libro de forma esplendida las fauces del gusano, todo su bello cuerpo, menos su ¡chamarra azul! que se quedo atrapada por aquellas malditas puertas mientras ella misma era retenida por su chamarra y el tren empezaba a reanudar su marcha, Jehyzel empezó a sentir un escalofrío, y su imaginación ahora le regalo una postal instantánea con ella de protagonista arrastrada y estampada en el final del andén, adentro del vagón la gente no reaccionaba para jalar la palanca de emergencia, atosigados hasta el cuello de obligaciones, pudiera ser que sus reacciones y reflejos eran ya los de una tortuga, eran una masa aletargada de por vida. Jehyzel misma se habría podido quitar de forma fácil su chamarra, pero sus nervios le ataron más que la misma chamarra a las puertas; fue en ese momento que sintió una mano firme sujetarle del brazo, mientras otra le agarraba de la cintura, y después un fuerte jalón que la pudo haber arrancado de los mismos brazos del diablo, aunque en está ocasión fue de los flácidos brazos de la muerte; el viejo metro, empezó a detener también su marcha, pues una alma por fin despertó del letargo adentro del tren y jalo la necesaria palanca salvadora, se abrieron las puertas, y varias cabezas curiosas incluyendo la del conductor se asomaron casi al unísono como imitando a un gran monstruo mitológico, mientras la misma Jehyzel alzaba su cabeza para ver a su salvador, y se sorprendió un poco al ver al chico de la sonrisa, la chistera y el vestir estrafalario y junto a él  a la chica de ojos azules y su violín melancólico, él le sonrió con la franqueza de los que viven sin prejuicios y ella a su forma regreso la sonrisa que mejor ejecutaría en todo ese tiempo de días grises, él chico empezó a abrir su boca para entonar algunas palabras que no llegaron nunca a producirse realmente ya que en ese momento se escuchó en el equipo de audio, la llamada a los elementos de seguridad para que se presentaran al andén, y la chica del violín le jalo de la chaqueta al chico a la vez que le apuraba, -¡Vámonos, Ren, ya vienen los cabrones de seguridad y está vez no van a creer que nosotros, no jalamos la palanca y que todo este desmadre fue por una buena causa!
-¡Ok!, pero ella –señalando a Jehyzel- viene con nosotros.
Jehyzel, sólo abría más los ojos preguntándose ¿Qué diablos pasaba ahora?. El chico levanto a la sorprendida Jehyzel y los tres emprendieron la no graciosa huida a la salida más cercana, atrás de ellos los policías les daban despedidas basadas en maldiciones de todos colores y sabores para llevar a casa. Aquellos tres no detuvieron su carrera hasta que doblaron en la esquina más alejada de la entrada de aquel subterráneo, en donde por fin le permitieron a sus pulmones recuperarse, eso si después de verificar que no hubo quién siguiera sus fugitivos pasos. Jehyzel muy extrañada, recuperando apenas el aliento pregunto desconfiada - ¿Por que la carrera y por que me jalaron con ustedes?-, sus ojos verdes se clavaron en los del chico y el atendió sus cuestiones de forma tranquilizadora o al menos eso creyó él,
-¡Disculpa chica bella!, después de lo mal que lo pasaste con la mordida que le dieron las puertas a tu chamarra, todavía te hacemos correr, bueno eso ayuda a tener una condición física de envidia, ¿No crees?, tu corazoncito debe de andar en estos momentos con un tun tun muy alocado-.
 Él seguía con su sonrisa y Jehyzel fruncía el seño mientras preguntaba
 -¿Por qué le temieron ustedes a los polis? ¿Acaso son ladrones?- en ese momento Jehyzel se arrepintió de hacer tan mala y quizás última pregunta, al recordarse sola con aquellos dos extraños.