jueves, 9 de abril de 2015


De qué te quiero antes que nada, te quiero.

Deseo es una palabra que simplifica la necesidad y el arrebato que me consumen.

Ardiente infierno entre tus brazos, delicia de gloria entre tus piernas, muero cada vez que desaparecen tus curvas de mi vista, tan ansiadas por mis manos.

Me desnudo el alma para que tú me desnudes el cuerpo, mi sed comanda que llegue hasta la rosa de tus labios.

El erótico dios de la pasión me grita que me hunda en el elixir de manantiales de tu sexo, que me vuelva uno solo con tu cuerpo.

Estoy cansado de no tomarte, estoy con fiebre por comer de tu vida y de tu piel.

No puedo contener este desenfreno esta inquietud por saberte mía y de nadie más.

De poseer lo que mis ojos me regalaron hace tanto, de por fin morder, besar y sorber, de ser tuyo con parte y confesión de amante, de querer romper el tiempo y tus medias con mis dientes, de penetrarte con mi ansía.

De ser un poco más adentro, inmerso en tu belleza, tan llena de miel y fuego en la piel




Salvador Méndez Z ElBohemio

9/04/15 (R)


Y de que va esto, si no de muerte y olvido

Mi sepulcro es tal que estoy enterrado entre mares y nubes de olvido, la bóveda celeste de tu ser muerde mi conciencia.
Estoy frío rodeado de locura, estoy seco imagen, tieso, pedrusco cuerpo y la mente llena de arcoíris, gotas de imaginación, piedras preciosas, derrames cerebrales de color. Otro mundo, otra frontera en la inmensidad de la cabeza, en el alma, pero el cauce no fluye, no infunde, se pierde al ir a la tierra muerta de mí ser.
Sólo el ataúd del cuerpo ata, está invadido de lodo e inmundicia, de óxido vil, debería completar el cuadro una cruceta deplorable que corone la tumba de este andar, pero no hay más, ni siquiera eso anima este fin gris.
Salvador Méndez Z

08/04/15 ®


Utópico


Tortura inmensa es saber que estás fuera de mi mano, imposible en tu corazón.
Inmerso en mis ansías contra frías esperanzas y en agonía con constante por contemplarte tan ajena, tan prohibida.
Sólo me llega un reflejo de lo que eres, una tibia luz que no acaricia en nada a esta oscura decadencia, extraña ilusión que cose sueños en mi cabecera, desnudándote con lentitud de caracol para crear la noche.
Pero la realidad sólo me conduce al cruel insomnio en donde me ahogo entre lluvias de minutos, pesados y torpes como escollos, no me queda solución a esta cuita, sólo un profundo desasosiego que mengua mi resistencia.
Los días que son vida sin tus huellas, tierra yerma, improbable, inasequible a ojos y sed de mi pasión.
Quiero perderme en tu sonrisa, en tu mirada, en tu piel, pero sólo pierdo tiempo y los años con brújulas malditas que no me llevan a tus piernas, el desierto es infinito, huele a rosas no sé por qué pero sabe a muerte; combinación maquiavélica de algún travieso, de algún demonio.
Constelaciones, lunas, frío, soles, fuego, eternidades que de momento asfixian, aplastan porque hay un espacio inmenso, temible sí quieres, triste. En ningún lugar en ningún confín tus labios llevaran delicias a los míos, y eso querida, eso es morir…
Salvador Méndez Z

08/04/15 ®