sábado, 24 de agosto de 2013

"Competencia"

En el viejo cementerio, cercano a la plaza de los desamores, entre ruinas grises y polvo viejo, entre olvidos y recuerdos de telaraña, entre ecos y recovecos (y hasta psicofonías para los más modernos); Se encontraba una silueta que más que silueta parecía una madeja de tiempo, una resignación y una oración de eternidad. Era la silueta de la vieja muerte hincada al lado de la figura a medio derruir de un ángel, una muerte que estaba introspéctiva, con sus milenarias cuencas vacías clavadas el suelo terregoso del camposanto, perdida en pensamientos, en cuestiones muchas cuestiones, y es que en esta vida hasta a la muerte le va de vez en cuando mal el negocio. Que dentro de un mes a un viejecito le tocaba su hora (la vieja huesuda ya lo tenía en su agenda), y ya dispuesta estaba a llevarle su fin a la cama, aderezado con un delicioso paro cardíaco, todo estaba planeado para esa misma noche. El problema fue que ese mismo día, un mendigo microbusero le gano a la flaca, al conducir a exceso de velocidad se llevo de filo al pobre viejo... La cita se quedo cancelada.
 ¡No puede ser!...Que dentro de una semana iba a llevarse a un pequeño por enfermedad, ¡pues no! ¡cita cancelada! ¿Qué por que?, Pues el bendito infante se aventó desde un cuarto piso..(no soportó el bullyng)..Que dentro de unos meses se iba a llevar a una parejita, uno por enfermedad grave otro por la inminente soledad...¡Pues no!.. la de la enfermedad grave se curó, ¿Un milagro?(quién sabe, y es que Dios luego no avisa ni actualiza el facebook y no manda siquiera un twitter...) y al que se iba morir de soledad, le salió un segundo amor (del cuál no se ha enterado hasta la fecha la ex enferma).
¡Ok! -dijó la muerte - Allá va un microbús y acá lo esperan unos maleantes , de los que disparan y después avisan que es un robo. -Aquí de seguro trabajo y me llevó alguno.
Los maleantes suben al transporte con sonrisas de "buenas gentes", los pasajeros los miran desconfiados (Con esas caras de naguales, ¿cómo no?), la muerte se truena sus huesudas falanges, "Aquí si la haré"- Se dicé asi misma, se echa porras. Los asaltantes se disponen a presentarle a  los pasajeros, sus viejas amigas escupe plomo...de pronto, el cafré del chofer (cosa rara, ¿otra vez?) se pasa un alto y un auto rojo que en ese momento atravesaba...¡Crash! Crounch! y ¡Ouch!. ¡Qué horror! y yo que ya afilaba la guadaña. 
Los rateros y pasajeros se confunden en un revoltijo de masas deformes. ¡Parece un licuado! -dice la huesuda deprimida.
¿Donde iré? En éste lugar, en este planeta, ya no hay lugar para una muerte digna, una muerte común pero en paz. Ésta gente sólita se mata, sólita se muere, no requieren que alguien como yo les ayude a un buen fin. Obviamente la vieja huesuda sabía que desde el principio del tiempo se habían producido infinidad de muertes violentas, multihomicidios terribles, vejaciones, enfermedades terribles y demás situaciones desfavorables para el ser humano. Quizás por éso mismo, ahora en la actualidad, supuestamente con más tecnología habría menos mortandad violenta, ingenuamente la vieja muerte llego albergar esperanzas de que su labor sería (un día) la más adecuada y noble, la de una muerte en paz. Le costaba trabajo entender que entre más avanzaba la gente de este planeta, menos posible era su sueño. La gente siempre sería terrible para su propia raza (y para las demás), unos niños terribles que son mucha competencia para la vieja muerte, son pésimos para el viejo y serio negocio de encaminar al "ser" en paz.
Niños jugando con muertes de alas negras o de fuego sobre un mundo de sangre, flores grises y putrefacción.