viernes, 20 de febrero de 2015

Dedicado a mademoiselle Karina Ferreyra

Este andar entre sombras y opacidad no me ha dejado buen sino,
Las madrugadas son para los astros y los entes, espectros de recuerdos,
Las esencias de la soledad y la podredumbre, presentes que me otorgan mi desvarío y mi andar errado,
Voy a tientas como siempre, las promesas se me enredan en mi propia fe, tropiezo, caigo, sangro,
A veces parece que me congratuló con este fin nublado, pero es triste perdición,
Hay una pequeña luz que sigo, es tenue y aun así se adivina cálida,
Rompe por instantes está oscuridad agobiante, esta necedad,
Es buena estrella, un bello astro, una caricia que me aparta del abismo,
Quisiera ser digno de tal bondad, fiel seguidor, acaudalado amoroso,
Dar correspondencia a esa belleza, a esa mirada clara, prístina, cristalina,
Me descubro neófito y terrible, oscuro y amargo, sucio, desastroso,
Testigo soy de la existencia del corazón, hay miles, luminosos, sublimes, e incluso vacíos,
El mío sin embargo a pesar del eco del latido, es negro, sumergido en tinieblas, marchito y gélido,
No hay bríos ni atisbo de voluntad en este ser quebrado, sólo míseros suspiros de realidad,
Me obligó cada amanecer a encontrar la luz de esta esperanza, pero me envuelve el tiempo muerto en túnel seco,
Un rayo de luz, una fina hebra me ayudó a iluminar una certeza,
En el fondo de este negro pozo, este absurdo, sólo hay claridad en única verdad
¡Te amo!


19/02/15


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