viernes, 2 de enero de 2015

Tiempo


Amarte, quererte, desearte, poseerte, todo esto y quizás más en las pocas horas y minutos que el tiempo me permite, que puedo estar contigo en la intimidad, besándote y acariciándote, mi piel y tu piel en lucha constante contra el abandono que nos deja el maldito tiempo.
Siempre el tiempo, una lucha inútil que libro por ser tu dueño ¿Pero dueño de qué? No soy dueño de nada, nos pertenecemos por instantes por pedazos, gloriosos, pero finitos. Hay necesidad, una necesidad tan perra de estar juntos, de besarnos, de acoplarnos a la perfección, saciar nuestra sed perpetúa, de tenernos para fundirnos en el calor de las miles de nuestras fantasías.
Lucho eternamente contra el reloj que me indica la hora de dejar tu espacio y tu cuerpo, de volver a la realidad de lo cotidiano. Trato de ser dueño y señor de lo imbatible, trato inútilmente de ganarle a los años. Te quiero mía, aquí en mi lecho por siempre, por miles de veces, por miles de besos, toda una eternidad de placer, sabiendo de antemano lo imposible que es seguir peleando contra el tiempo que marchita mi mirada, el sabor y mi tacto.
Mátame esta noche con tus caricias, con tus besos, con todo tu deseo, mientras repasas mi cuerpo, mientras luchas conmigo con tu lengua, acaba conmigo tú y no los años, no dejes que me consuma el olvido, consume tu mi carne, los dos envueltos en sudor, rodando por las horas, por la noche, entrelazados en la luna, sumergiéndonos en los mares, déjame escapar del tiempo tirano a través de tus brazos…
¡Déjenme morir así!
13/11/14


No hay comentarios.:

Publicar un comentario