lunes, 6 de julio de 2009

Encarcelado



Permanecí resguardado por tanto tiempo bajo las sombras del tiempo que realmente nunca supe que hacer cuando otra vez obtuve mi libertad, fue de manera tan imprevista, tan fuera de lugar, todo ha sido producto de un orgasmo de la madre tierra, el terreno sobre mi se desquebrajo, mi prisión se abrió como nuez y a la vez se convirtió en la sepultura de mi celador, la luminosidad del exterior lastimo mis ojos tanto que tuve que permanecer en el interior de lo que quedaba de celda hasta que me acostumbre a ver en esa nuevo exterior, en ese instante me di cuenta que la luminosidad que había fustigado mis ojos no era del todo producto de la gema radiante del llamado sol. Era de echo producto de una perla plateada colgada en el firmamento, la luna llena brillaba de tal manera que se podía observar la campiña a mí alrededor, todo esa magnitud bañada por la luz mágica de la linterna plateada de los poetas, allá arriba en el firmamento.

Empecé a caminar, pero mi deseo verdadero era imitar al ave oscura que en ese momento surco el cielo plagado de luces azules como diamantes, estrellas lejanas. Era yo tan pequeño ante toda esa creación, los ruidos de la noche me cubrieron me hicieron darme cuenta que yo nunca podría alcanzar el firmamento ni siquiera emprender el vuelo para viajar como las aves, estaba casado con la tierra y por más que intentara enamorar incluso enviar mi alma hasta el cuerpo plateado que orbitaba encima de mi ser, mi alma estaba atrapada en mi carne.

El mundo era enorme, quizás las posibilidades infinitas, pero para mi alma que quería ser una con el infinito, con aquella luna, todo aquello era insuficiente, me di cuenta que a pesar de haber escapado de la fría, húmeda y lúgubre prisión, de aquel subterráneo erebo de obscuridad, nunca escaparía realmente, ansiaba ser totalmente libre, flotar y escapar de esta tierra, cosa imposible,

Por ende mis pasos me regresaron poco a poco a la fría morada de lo que quedaba de mi celda, de mi tumba, donde me resigne a permanecer hasta idear una forma de ser libre y ser uno con ese firmamento, unirme con esa joya plateada y preciosa para siempre.




Salvador Méndez Z

06/07/09 (R)





2 comentarios:

  1. Sí! La mayoría de las personas; en ciertos momentos y circunstancias nos encontramos dentro de una prisión donde sabemos que no somos de ahí, que hay otras cosas, que segúro no es la vida que queremos y sin remedio retormamos a nuestro confor, a la vida ya probada con resignación y en escasas ocasiones nos atrevemos a salir y disfrutar, vivir todo aquello que anhelamos.
    Espero secuela...

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