sábado, 28 de noviembre de 2015

“PRESOS” Parte IV



“Presos”
Parte IV

“Prefiero estar ocupado… prefiero estar ocupado, me ocupo mirando el techo, la ventana, el cielo, las nubes, me ocupo con el humo de los cigarrillos, con el alcohol que me raspa la garganta mientras baja, me ocupo, me ocupo bailando entre la porquería de vivir, me ocupo con dormir, me ocupo con soñar”

Jonathan consiguió trabajo de mesero a la semana siguiente de estar viviendo con Sonia Jezabel, lo cual fue grandioso ya que se empezaba a sentir mal al depender de aquella re-descubierta amiga.
El sueldo de mesero no era tan bueno, lo bueno como siempre eran las propinas. El restaurante era muy céntrico y conocido, así que al poco tiempo de trabajar se encontró con varios viejos conocidos incluyendo a su buen amigo Lucas, quien se sorprendió al verlo de aquella manera.

— ¡Pero mira nada más, vaya que esta es una mierda de ciudad! ¡Y yo que creía que lo había visto todo…! ¡Que traigan al gerente o al capitán de meseros! ¡Encontré una mosca repugnante en mi mesero! —dijo Lucas aguantando la risa.
— ¿Te parece gracioso tarado? —dijo Jonathan tratando de no levantar mucho la voz.
— ¡Perdón! ¿Dijo algo, mesero? —Lucas hacía ademan con la mano en la oreja de no poder escuchar.
— ¡Trata de comportarte! ¡Estoy trabajando! —dijo Jonathan mientras le extendía la carta del menú para que eligiera su amigo. — ¡Ordene caballero!
— ¡Uy que seriedad mi amigo! ¡No vaya a escupir mi sopa! —Lucas trataba de no reventar de risa. — ¿Y ahora en dónde vives?
— ¡Después te llamo y te digo!
— ¡Mejor me invitas para conocer y tomarnos unos tragos!
— ¡Sí está bien, luego te hablo! ¡No te burles…! La verdad, te confieso que ya le he regado un vaso de agua encima a un cliente… ¡Fue terrible! Lo bueno es que reaccionó rápido un compañero y le tiró el trapo. Bueno eso no funciono mucho, acabé dando mil disculpas y pagándoles la comida a él y a su acompañante.
— ¡Bueno! ¡Pues ni se te ocurra hacer lo mismo ahora, a mí me tendrías que pagar la comida todo el año! —dijo Lucas muy serio.
— ¡Quizás valdría la pena si la sopa estuviera muy caliente! ¡Ja, ja, ja! —Jonathan se sentía de lujo.

Los días pasaron y Jonathan se esmeraba como pocos, las propinas fluían muy bien ya que la gente le reconocía que era atento y daba un buen servicio. Trabajaba todo el día y en ocasiones se quedaba a doblar turno, estaba esperanzado para volver al “buen camino” y recuperar su vida, «Quizás recuperarla a ella» pensó. —eso le animaba mucho—.

Jezabel trabajaba en las noches y madrugadas y sólo se aparecía para dormir en las mañanas, sus horarios no coincidían, así que era poco lo que se veían, compartían los gastos y eso era más que suficiente. Quizás después al juntar lo suficiente, Jonathan le daría las gracias y se iría a rentar por su lado. Ese era “el plan”, o al menos eso parecía… porque la vida… ¡Ah la vida!

— ¡Te llegaron clientes, Jonathan! —le dijo el capitán de meseros—. ¡A trabajar chavo!
— ¡Voy, voy, voy! ¡Ya estoy en eso!

Jonathan salió feliz y un golpe de realidad le dio de frente y sin piedad, Jonathan se quedó mudo, tieso y tonto, a pocos pasos en una de las mesas que le correspondían se encontraba Dina, Dina, su ex… con el puto de Mateo, un amiguete que nunca le había simpatizado y ahora sabía por qué.
« ¡Qué demonios! ¿Qué no se supone que a las mujeres les cuesta más tiempo volver a salir con alguien después de romper?» Pensó Jonathan mientras apretaba los puños y sentía que la sangre le hervía.

Ellos estaban platicando muy a gusto, sonriendo, y él le tomaba de la mano, mientras ella agachaba un poco la cabeza, pero no avergonzada, más bien sonrojada y sonreía de nuevo.
« ¿Será que más bien ya llevan tiempo con esto y por eso no le importó el truene de la relación? ¡Malditos cabrones!» Pensaba Jonathan sintiendo que perdía los estribos, estaba a punto de arremeter contra ellos y encararlos.

Un mesero pasó al lado de Jonathan con platos con sopa o crema de algo.
— ¡Oye! ¿De qué va la sopa? —pregunto muy serio Jonathan.
— ¡De ajo! ¡Pero la regresó a la cocina, a mi cliente no le gustó, es un maldito gordo payaso…!
— ¡Me la llevó! —dijo Jonathan mientras le quitaba la sopa de la charola, estaba muy caliente.
— ¡Oye cuidado! ¿Te has vuelto loco?
— ¡Para nada!

Dina y Mateo platicaban sin darse cuenta ni tomar en cuenta a nada ni a nadie a su alrededor, para ellos dos los demás no existían.

— ¡Aquí está su sopa de ajo, caballero! —Interrumpió, Jonathan—.
— ¡Yo no he pedido ninguna…!
— ¿Jonathan? —Alcanzó a decir una muy sorprendida Dina.
Jonathan le dejo caer la sopa en los pantalones a Mateo quién se levantó de inmediato sólo para gritar por el calor y el ardor terrible que experimento en la entrepierna.

— ¡Dios, discúlpame! —grito Jonathan con real culpa, su cerebro se había nublado, y sólo veía todo en rojo, y ahora después de haber hecho lo impensable, volvía a pensar un poco más claro (demasiado tarde).

Los demás meseros atendieron rápidamente a Mateo, lo condujeron al baño de hombres y llevaron un botiquín de primeros auxilios. Dina estaba con la boca abierta. Jonathan la observó unos pocos segundos y antes de que el capitán de meseros y algún gerente salieran o reaccionarán, se quitó el moño, el delantal y aventándolos al piso grito: — ¡Renuncio! —Y se largó del lugar apenado, y encabronado con él mismo.

Ahora estaba completamente seguro que la había perdido para siempre.

つづく

Continuará….
Salvador Méndez Z El Bohemio
México 26 de Noviembre del 2015 ®



Furia

Me lleno de furia y dolor al ver que quieres que una brecha se forme entre los dos. Estoy desahuciado de las caricias que me daban la fuerza de seguir, la voluntad del amor necesito para llenar los vacíos de mi existencia.
Indiferente vas por la vida sin mí, indiferente vas en los brazos de cualquier sujeto que te regales rosas podridas envueltas en terciopelo de palabras dulces.
Estoy muriendo de celos de terquedad, de estupidez, mientras tú resplandeces con saña y belleza ante cualquiera.
Me muero por tenerte y a ti no te importa, me destroza el no besarte y los besos de miles te anhelan.
Mis manos que antes recorrían tu cuerpo, ahora sólo recorren los cuerpos vacíos de las botellas, mis pasos buscan la senda que me llevé a encontrarme de nuevo con tu cálida mirada, y sólo encuentro tormentas y pesares, imbéciles que te rodean, amores de baile y cena, superfluos, inocuos, inmundos, amores bastardos que sólo buscan unas horas, unos minutos, poco y nada de lo que yo sé que tú en realidad deseas y necesitas….
Estupidez, estupidez, celos, tortura inminente, imaginarte ajena ya, deleitando a otros labios.
¡Maldita perra estupidez!

Salvador MZ
26/11/15 ®



No hay comentarios.:

Publicar un comentario