lunes, 24 de agosto de 2015

Asciendes

Asciendes con presencia arrebatadora, un milagro de la mañana manifiesto en tu cuerpo desnudo, cubierto de amor y besos de sol, irradias amor, calor y yo ardo en esa tu mirada de ángel, eres un pretexto para seguir despertando, para dejar el mundo del sueño, la tierra en donde los muertos son los mejores clarividentes y me hablan de lo muerto que está mi espíritu si no está aferrado a ti.
Eres una gloria, una pasión estelar, pureza radiante entre las sombras de mis temores, tú diluyes estos opacos sentimientos, esta necesidad de mortandad, eres mi ancla de vida a este andar entre ruinas y gente extraña.
Y te amo como se puede amar lo eterno, el mejor don que me ha otorgado la vida, mi vida, tú, los labios más deseados, tú, las manos que guarecen mi corazón, tú, los besos que llenan de calor mi alma oscura, este egoísta anhelo de vivir, las mejores ilusiones que mantiene aún a los peores condenados.
Quiero tocarte, estiro el brazo, abro la mano, no puedo, intento ver lo bueno de mí ser a través de tus ojos de ángel, no puedo. Tu mirada es luz encantadora, infinita delicadeza y energía que enciende los engranes oxidados de este corazón antiguo, prisionero de viejas rencillas, peleas de cuervos.
Deseo ser un caminante de las estrellas para tomarte de la cintura y besar tus labios, acariciar todo tu cuerpo con apetito que incendie este mismo cielo, que claree en este un nuevo astro que cobije a los amantes.
Pero no puedo mi amor, no despego mis pies del fango de una vieja herida, estoy rodeado de impurezas, de sombras, no puedo emerger de este efluvio turbio de olvido, mis manos vacías de ti, sin caricias tiernas, sin besos de sal y fuego tan ansiados, nuestras playas están muertas, mi vida bella te confieso que hay noches sin estrellas en las que no puedo seguir tu vuelo.
Y así en la lejanía reconozco lo obvio, sé que tú no volverás, pero agradezco tu existencia a pesar de mis desvelos, aprecio la llama de tu pensamiento, tu claridad, las joyas incrustadas en tus ideas que producen las mejores palabras para consolar al más desdichado. Y tengo nostalgia por lo añejo, por lo que nunca volverá ni será más, por un pasado más afable que es ya un beso distante en este mar de tiempo.
No escribo más de erotismo, ni de pieles y cuerpos arremetiendo uno contra otro entre el sudor y los tactos húmedos exquisitos, no hablo más de coger, yacer, penetrar ni fornicar, con simpleza sólo espero un beso tuyo en cualquier momento, en cualquier noche o al despertar.
Amantes desiguales, aislados por una vida enferma y rutinas grises, y ella se aleja cada vez más entre vuelos envueltos en esperanzas y mejores utopías, y yo sigo tan pegado a la tierra, incrustado, sumergido en el fango triste oscuro y sin estrellas de esta puta necedad.

Salvador Méndez El Bohemio
27/07/15 ® México


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