lunes, 15 de junio de 2009

La Oraciòn

No recé por la mañana al despertar, no sentí ganas, menos necesidad, no fue de camino al trabajo, no cuando vi la soledad reflejada en ojos ajenos, no salió nada de mì, nada, ni al sentir el viento con su caricia helada en mis manos, en mi rostro, ni al saborear su beso de escarcha en mis labios como si el ángel de la muerte me hubiera hecho el recordatorio de lo frágil y humano que era, no recé antes de empezar mis labores, antes de embriagarme de problemas, ni al revolver mis pensamientos con dudas y sin sabores, no recé antes de comer como buen creyente, había que satisfacer esa necesidad y descansar en muy poco tiempo, no di gracias por la comida recibida, no recé en la tarde, ni a la salida, lo que urgía era decirle adiós a la rutina y emprender el largo camino a casa; No recé para agradecer por otro día mas , me hubiera sentido hipócrita, no lo sentía, no había necesidad en mi alma, estaba tan alejado, además ya pronto llegaría al hogar, para verte por fin; Y fue ahí en ese preciso momento al recordarte a ti, al vislumbrar tu rostro con mi corazón, en ese lapso de tiempo y espacio me unì instantáneamente al universo, al cielo, a lo que tu quieras y creas, fue así como surgió la oración más sincera, la que no pude y no me nació recitar en todo el día, emergió de mi ser, de mi espíritu, de mis sentimientos, era simple, pero emotiva con toda la calidez de la que era capaz, en toda su extensión fue creada y dictada en mis pensamientos con amor y totalmente creada para ti y pidiendo por ti.


*"No sè porque a un àngel como ella, la castigo Dios con un diablo como yo y por que a un diablo como yo, premió con un àngel como ella"

No hay comentarios.:

Publicar un comentario