domingo, 26 de octubre de 2014

Espera



¡Estoy aterrada! ¿En dónde estarás mi amor?

Hace 5 días que saliste a buscar más raciones, decías que no alcanzaría con lo que tenemos. No regresaste, estoy preocupada, demasiado. El miedo me recorre y me paraliza frente a la ventana, veo como se va al diablo todo.

Aún así frente a los niños trato de estar lo más tranquila posible, pero es inútil. No se les puede engañar tan fácilmente o tan torpemente, no son tontos y el ruido del caos que reina fuera de los muros de esta casa es lo que más se escucha, más que mis propios ruegos a Dios cuándo me desvelo por temor a la locura que se apodera de la ciudad. Los niños hacen preguntas, sobre ti, sobre su vida, la escuela, sus amigos, su todo. Yo no tengo respuestas para nada, sólo sonrío torpemente y les digo que "todo va estar bien". El niño mayor no me cree, los otros más pequeños tratan de hacerlo o quizás sí me crean. Pero sus ojos cansados, sus tiernas miradas me hacen sentir una tristeza enorme y desoladora por ellos y sus vidas.

¿Qué hago mi amor? ¿Te salgo a buscar? Con lo mal que están las cosas no me atrevo, mis niños, no los puedo abandonar. No he querido ver las noticias, desde hace días sólo hablan de violaciones al toque de queda, rapiña y destrucción en el centro de la ciudad. No quiero, realmente no quiero que los niños sepan de éso.

Tenemos las raciones, no muchas y ayer empezó a faltar el agua potable. Afortunadamente me previne llenando días antes garrafones y cuanto recipiente puede encontrar. Mi pequeño jardín en el que cultive algunas verduras parece reírse de mi, sabe y sé que no es suficiente. Tengo la casa bien cerrada, puerta atrancada, ayer escuche disparos, se escucharon muy cerca, como bramidos de trompetas del fin del mundo. No hay señal del celular, no hay Internet, todo está bloqueado. ¿Cuándo acabará está crisis? No quiero que los niños sufran, no quiero que tengan miedo, por qué yo ya tengo tanto.

Este mal mortal está acabando con nosotros, con la sociedad, el pueblo, el país y el maldito mundo. No encuentran una cura efectiva, Dios le dio la espalda al ser humano. He tapiado la ventana de atrás para que los niños no se asomen. Allá afuera hace dos días tiraron un cuerpo de una pobre alma que murió infectada, ahora se pudre bajo los rayos del sol.

Tú sólo tú te atrevías a dejar la casa en busca de esperanza, contigo perdido se perdió la esperanza.

Tú sólo tú te atrevías y aún así te veía el miedo en tus ojos, miedo a morir, miedo a infectarte.

¿Qué voy hacer sin ti en este mundo podrido y con mis niños?

¿Esta infección nos va a matar o caeremos antes por el caos y la violencia?

Los primeros infectados acudieron a los hospitales que se convirtieron en un nido de más virus. Los médicos pronto necesitaron personal que los atendiera a ellos. Muchos huyeron y nadie los culpa. El sistema de sanidad era corrupto y obsoleto. Después de la muerte del sistema de salud no hubo nadie más que atendiera.

El gobierno empezó a aplicar toque de queda y ley bala, sólo muerte nos queda...

Temo por ti, por mis hijos, por mí misma, por la vida que ya nunca tendremos de nuevo y por una muerte horrenda que nos depara esta triste realidad.

No se que voy hacer con los niños....




16/10/14

(R)


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